En la vida, nada es eterno, todo tiene su ciclo, su longevidad. Las creaciones humanas no escapan a esta regla. Este blog ha tenido su razón de ser y, como es costumbre en mí, tiene su razón para dejar de ser una vez cumplido su cometido. Habrá nuevos proyectos para el año que se acerca y siempre he sido partidario de limpiar los restos de lo que ya no se usa. Algunos de los artículos que componían este blog los he reunido en una miscelánea que el lector encontrará en Amazon. El resto debe recogerse.
Mi agradecimiento a José Romano, a Javier Valls, a Ricardo Fernández, a Antonio Ballesteros, a Ángel Utrillas, a Nicolás Calvo, a Sofía Sierra y a la Biblioteca de la toledana Urda por seguir este blog. Y a todos aquellos que han entrado alguna vez e incluso comentado mis textos. Nos seguiremos viendo en otros lugares.